El uso de aparatos ortopédicos en pacientes en crecimiento es muy útil y su manejo es relativamente sencillo, con estos se logran cambios esqueletales importantes los cuales a futuro simplifican el tratamiento de ortodoncia y evitan posibles extracciones o incluso una cirugía ortognatica, si se usan adecuadamente.
La desarmonía de Clase III tiende a empeorar con el crecimiento y que la necesidad de la intervención ortopédica apropiada en el crecimiento de los individuos de Clase III es justificada. Un amplio rango de factores ambientales han sido sugeridos como contribuyentes en el desarrollo de la Clase III, entre estos tenemos, amígdalas hipertróficas, dificultades respiratorias nasales, enfermedades hormonales, postura, traumas, erupción irregular de incisivos permanentes y/o pérdida prematura de las molares permanentes. Otros factores como tamaño y posición de la base craneal, maxila y mandíbula, la posición de la articulación temporomandibular y algún desplazamiento de la mandíbula, también afecta la relación sagital y vertical de los maxilares y los dientes. Las bases de la terapia de protracción maxilar se sustentan en la repuesta celular que se dan a nivel de las suturas, se ha reportado de los diferentes eventos y factores que podrían afectar la respuesta de las suturas craneofaciales a los estímulos mecánicos. La terapia ortopédica y ortodóntica y el tratamiento de muchas deficiencias craneofaciales requieren, en la mayoría de los casos, una modificación no quirúrgica de una o más suturas craneofaciales.
El abordaje terapéutico con una máscara facial de protracción nos proporciona una fuerza anterior constante en la maxila. Este es el método indicado no quirúrgico de la corrección de Clase III por deficiencia maxilar con la finalidad de modificar y reorientar el crecimiento facial. Se inicia el empleo de este dispositivo cuando los incisivos centrales erupcionan o después de la erupción de los cuatro incisivos superiores y los primeros molares mandibulares. Las bases de la terapia de protracción maxilar se sustentan en la repuesta celular que se dan a nivel de las suturas, se ha reportado de los diferentes eventos y factores que podrían afectar la respuesta de las suturas craneofaciales a los estímulos mecánicos.
Entre las consideraciones para tener en cuenta para tomar la decisión de la terapia con máscara de protracción son los siguientes:
El promedio de magnitud de la fuerza es de 447,7 gramos (desviación estandar+/-148,5 gr)
El promedio de la inclinación del vector de fuerza es de 27,5 grados (desviación estandar+/- 6,6 grados)
El promedio de tiempo de uso es de 15,2 horas por día (desviación estandar +/- 3,5 horas)
Las contraindicaciones para el uso de la máscara de protracción son: un tipo facial divergente, crecimiento asimétrico de los maxilares,crecimiento finalizado (post adolescencia),severa discrepancia esquelética(ANB< -2),pobre cooperación del paciente y padres.
La máscara facial está formada por:
1) Un vástago con almohadillas, una en la parte frontal y otra en el mentón que pasa por la línea media de la cara, con un aditamento transversal para conectar los elásticos a nivel de las comisuras de los labios.
2) Una férula maxilar que puede ser un tornillo de expansión tipo Hyrax, Hass o un aparato rígido superior, anclado en los primeros molares maxilares, confeccionado en alambre de acero inoxidable de calibre 0.045 con un arco anterior ajustable y ganchos en los caninos para traccionar el maxilar
3)Elásticos pesados de una pulgada de diámetro y 1.000 gramos de fuerza que se cambian todos los días hasta terminar el tratamiento.
Los elásticos deberán llevarse como mínimo 12 horas al día; lo ideal es llevarlos lo máximo posible, el uso total de la máscara facial será de 3 a 6 meses hasta obtener un overjet de 2.5mm; se recomienda por un periodo adicional de 3-6 meses.
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