Fluor en odontología

El flúor es un producto que se aconseja para prevenir las caries dentales que otorga beneficios  como: la resistencia del esmalte mediante la remineralización de esté además de funcionar como antibacteriano, gracias a que tiene efecto sobre las bacterias formadoras de la caries dentales inhibiendo su metabolismo, su adhesión y agregación a la placa bacteriana. Durante el desarrollo del niño el flúor es beneficioso, ya que los dientes desiduos son el pilar para el desarrollo saludable de los dientes permanentes y es de suma importancia mantenerlos libres de caries.


La aplicación del flúor debe ser en dosis muy pequeñas dependiendo de la edad del paciente en niños 50mg de flúor por cada 100g en pastas dentales, es decir 500ppm para menores de 6 años, aunque de acuerdo a las recomendaciones de la AADP (American of Pediatric Dentistry) lo ideal es el uso de 1000ppm para menores de 2 años, de 1000-1450ppm y aplicación de la cantidad de pasta dental similar a una lenteja para las edades de 2 a 6 años, para mayores de 6 años 1450ppm y la cantidad de un centímetro de diámetro de pasta dental, con la supervisión de un adulto. Aunque no solo la pasta dental puede albergar flúor para su aplicación dental, también se puede encontrar en el agua del grifo y agua envasada con cantidades que varían de 0.1mg/l a 9mg/l.  En la sal de mesa también se encuentran en promedio 0.25mg de flúor que son consumidos diariamente.

Si se aplican altas dosis de flúor puede generar patologías como la fluorisis esqueletal y la fluorosis dental, esto es debido a las dosis de toxicidad aplicadas por ejemplo, para generar una toxicidad aguda la dosis mínima toxica debe ser de 5mg/kg y para una dosis letal de 32-64mg/kg. Para generarse las anomalías de la fluorosis, la ingesta de flúor debe ser de 2mm/litro y para la fluorosis esquelética hasta de 10-25mg/día por un largo periodo. Pero el uso adecuado de los fluoruros permite  reducir el número de caries dental y de limitar todavía en mayor proporción la gravedad del problema de la caries dental en la población.

Mecanismos de acción
  
La funcionalidad del flúor es otorgada gracias a la reacción del ion del flúor con el calcio del esmalte formando fluoruro de calcio, así reaccionando con los cristales de hidroxiapatita dando un aumento a la resistencia del esmalte.  Gracias a este tratamiento, se espera mejorar la higiene dental, por sus efectos locales en los dientes  por la retención y la absorción de flúor después de cada aplicación.

El flúor transforma la hidroxiapatita del esmalte en fluorapatita que es más resistente a la descalcificación. E inhibe la glucolisis bacteriana de la placa dental, disminuyendo la formación de ácidos acético y butírico, mecanismo indispensable para la descomposición de la hidroxiapatita en iones de calcio, fosfato y agua.

Administración del flúor

El flúor puede llegar a la estructura dentaria a través de dos vías:

  • Vía sistémica:

El flúor es ingerido  a través del torrente sanguíneo infiltrándose a nivel óseo y en menor medida en los dientes. El mayor beneficio de esta aportación se obtiene en el periodo preeruptivo de los órganos dentarios.  Esta ingesta de flúor es llevada a cabo gracias a la fluoración del agua de consumo público, la dosis adecuada de flúor en el agua s de 1.5 ppm donde varia la condición climática de la zona geográfica, ya que depende el nivel de ingestión hídrica de la población. Otra alternativa de la incorporación del flúor es en alimentos de consumo diario como la sal, la leche, la harina o cereales; en el que la dosis oscila entre 200 a 2500mg por kg. Las gotas y las preparaciones vitamínicas pueden prescribirse antes de los 13 años de edad en pacientes que habiten en zonas donde el agua contenga 0.7ppm, este método debe realizarse de forma continua y correcta durante años, y dependerá de la edad en  que se administre.

  • Vía tópica:


Es la aplicación directa  sobre la superficie dentaria, por lo que su uso es posteruptivo. Su máximo beneficio se centra en los periodos de mayor susceptibilidad a la caries: infancia y primera adolescencia, embarazo y diabetes. Los barnices y geles son una de las formas más comunes de administración de flúor, poseen una elevada concentración de flúor que oscila entre los 5000 y 12500 ppm y los barnices entre los 1000 y 56300ppm por lo que es un procedimiento restringido únicamente al odontólogo, se aplica a través de pinceles o cubetas. Esta aplicación se enfoca en pacientes con alto riesgo de caries poniendo atención en que el paciente no ingiera flúor ya que puede originar síntomas digestivos, no se aconseja en menores de 6 años ya que existe posibilidad de que se tragase el gel. También la aplicación de flúor puede administrase con las pastas dentífricas, colutorios, seda dental fluorada, pasta profiláctica e incluso chicles con flúor.

Bibliografía

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